Por
Ezequiel Leone
Su campo de
juego no tiene líneas de cal ni arcos. Las tribunas se componen de un
imaginario que encuentra marquesinas y el ir y venir constante de los autos de
una avenida que bien podría ser cualquier otra.
Es domingo
y, aunque el Viejo no quiera saber nada con entenderlo, hay gente que toma mate
en el Parque Rivadavia.
Parecen
ajenos, como si no entendieran que en la cancha están pasando cosas
importantes.
Pero no hay
peor ciego que el que no quiere ver y el hincha tiene mucho de eso. La radio va
pegadita a la oreja; así como el Mago llevaba a la pelota. Atadita al botín.
Los tiempos
ya no son lo que eran. Y una manifestación de malandras cortaba la ruta “para
abrir el camino”; fijate vos, la pucha, “para abrir el camino, me cortás la
ruta” y el Viejo no pudo llegar. Fue el domingo pasado.
El asiento
que adoptó hace veinte años, cuando dejó de ir al fútbol, porque antes se iba
al fútbol, quedó vacío.
Aquella
tarde, el relator contó los detalles de una victoria histórica mientras el
Viejo se frotaba los ojos para ver mejor lo que contaban desde el stereo del
auto. Sí, para ver mejor. Pero la autopista se imponía a toda velocidad, llena
de coches que tampoco parecían entender lo que estaba pasando.
Por eso hoy
la cancha no tiene líneas de cal ni arcos. Porque las cábalas no existen pero
que las hay, las hay. Y si ganamos el otro día, cómo no vamos a ganar hoy. Hay
que hacer el esfuerzo y no mirar el partido.
Aparte, te
digo más, este equipo juega mejor por la radio. Sí. No te estoy hablando una
gilada. Por la radio corren más; se la pasan a los compañeros y ponen el corazón
ahí adentro. Como corresponde, como manda la historia.
Entonces el
Viejo se frena. Viene pateando las piedritas y se queda quieto. Un segundo
antes esperando el grito. Y el grito viene. Sagrado. La avenida se sigue
pareciendo a cualquier otra pero los tipos que toman mate, ignorantes de
aquello que en verdad importa, ya no parecen tan desubicados.
Al final de
todo, es domingo a la tarde; hay un sol que raja la tierra y es un lindo día
para festejar. El equipo ganó. De eso se trata este el fútbol. Aunque, a veces,
se cuenta mejor de lo que se juega.